La actualización de Windows 8 a Windows 8.1 ya está aquí, las novedades y mejoras son bastantes y hace que los usuarios se planteen actualizar su sistema de Windows 8 a Windows 8.1, sobre todo porque la actualización, además de recomendable, es gratis.
Sin embargo en este caso la actualización no es tan sencilla como han venido siéndolo hasta ahora, en este artículo cuento mi experiencia en la actualización y expreso mi opinión acerca de la misma para que pueda servir de ayuda a otros usuarios y tengan claro a qué se enfrentan.
Hasta ahora las actualizaciones de Windows, tanto las menores como las mayores (Service Packs), han llegado a través de Windows Update y se han instalado con facilidad, sin apenas intervención por parte del usuario, con relativa rapidez -aunque el SP3 de Windows XP se tomaba su tiempo, la verdad- y sin dar problemas, generalmente. Además se podían descargar y grabar en un USB, o CD/DVD para repetir la instalación en distintos ordenadores con una sola descarga, lo que resultaba muy útil y práctico si se tenía más de un ordenador, como ocurre en las empresas, despachos profesionales y muchos hogares, o no se disponía de conexión a Internet o no era rápida.
Pues bien Windows 8.1 no está disponible como actualización, sólo a través de la Tienda de Windows, tampoco se puede descargar y grabar en un DVD o USB para instalarlo en múltiples máquinas, y teniendo en cuenta que la descarga es de tamaño considerable (más de 2GB, en mi caso 3,62GB), es un problema. Sobre todo para los que no tienen la suerte de poder acceder a conexiones de Internet de alta velocidad o los que tienen un tope de descarga que es el caso de los que viven fuera de las grandes ciudades o en el campo y de los que tienen que acceder a través de tarifas de datos móviles.
Como no se puede descargar y grabarlo en un DVD o USB resulta que en caso de tener que actualizar varios ordenadores hay que pasar por la descarga correspondiente en cada uno de ellos, que al ser tan grande le cuesta mucho tiempo, incluso con una buena conexión, pues los servidores también limitan la velocidad, sobre todo en estos primeros días de disponibilidad porque andan algo sobrecargados.
En muchos casos Windows 8 empieza solo a descargar e instalar la actualización a Windows 8.1 en segundo plano y cuando ya está descargado y ha completado las tareas preliminares informa que va a reiniciar en 14 minutos y da opción de hacerlo en ese momento o cancelar. Hay usuarios que tienen sus máquinas al día y las dejan encendidas cuando se van y se las han encontrado actualizadas sin hacer nada, se dan cuenta porque de repente les está pidiendo que acepten los términos de la licencia y que configuren su cuenta. Y es que Windows 8 ha iniciado la descarga por si mismo, cuando ha presentado el cartel de reiniciar el usuario no estaba y transcurridos los 14 minutos ha reiniciado por su cuenta y continuado con la instalación hasta requerir la atención del usuario. Así es como debería ser siempre pero, por desgracia, no todo es tan fácil.
En otros tantos casos después de descargar se tira gran cantidad de tiempo realizando las labores previas a la instalación. Luego reinicia el ordenador y aquí viene la lotería igual hay suerte y se instala o no la hay y falla la instalación después de mucho tiempo empleado. Se pone a instalar y después de un rato reinicia, si hay suerte el proceso continúa, si no la hay se queda colgado con la pantalla en negro, puede que incluso con los dispositivos como el monitor, ratón y teclado desconectados. Después de esperar un tiempo prudencial por si revive resulta que hay que apagar el ordenador manualmente. Al volverlo a encender puede que de error en la instalación y vuelva a la versión anterior, en caso contrario la instalación sigue.
En mi caso, en varias máquinas totalmente distintas, la instalación seguía hasta llegar al parte del último paso, aquí decía que no puede instalarse en este equipo, recupera la versión anterior y ¡da un error en forma de código hexadecimal, sin más explicación!.
Tiempo perdido. Dos o tres horas malgastadas para quedarte como estás. Buscando por Internet se ve que no eres el único, que otros también lo sufren, incluso desde la versión Preview.
Bueno comprobamos que está todo, todo, actualizado a las últimas versiones y parches: sistema operativo, controladores, programas... Y vuelta a intentarlo y vuelta a perder otras tantas horas para quedar de nuevo como estaba al principio.
Desconectamos todo el hardware no imprescindible del ordenador, sólo quedan los dispositivos imprescindibles: gráfica, teclado, ratón y disco duro. Vuelta a probar y vuelta a fallar.
Bueno ya es cosa de acudir a Microsoft vía Internet. Empezamos a rellenar los formularios para pedir ayuda y nuevos problemas. No acepta mi número de serie de Windows, dice que no se corresponde con mi país, pruebo con el número de serie de otro ordenador y lo mismo. La detección automática falla y si lo pones a mano no hace caso. La tercera opción es comprar un ticket de mantenimiento a partir de 60 euros. Buscando un rato consigo un número telefónico de atención al cliente (¿porqué tienen que esconderlo tanto?) y además un número normal, no 902 ni nada de esto y menos mal porque las comunicaciones, como pude comprobar después, se hacen larguísimas y la mayoría tiene ya llamadas a teléfonos nacionales incluidas en su tarifa telefónica, pero las llamadas a 902 se cobran.
Consigo contactar con Microsoft y después de pasar el correspondiente filtro de la centralita telefónica automática (esas que te hacen perder el tiempo y la paciencia hasta que consigues que te atienda una persona, si tienes suerte) me van pasando de un sitio a otro hasta que llego al servicio técnico dónde me atiende una señorita sin identificar. 26 minutos de conversación absurda, constantemente interrumpida por la señorita para consultar lo que le iba diciendo. Daba igual lo que le dijeras que siempre te contestaba lo mismo. La conversación se resume en que busque mi problema por Google, en mandarme a un enlace, que resultó no existir, que dice que es de Microsoft y dónde puedo poner sin problemas el número de serie de mi Windows 8 y obtener la ayuda que busco y finalmente en decirme que siguiera sus instrucciones, que al final me llevaron a restaurar el sistema conservando todo. Después habría que instalar todas las actualizaciones que hubiera de Windows y poner las últimas versiones de todos los controladores (otra vez) y luego ya instalar la actualización.
Una vez restaurado el sistema compruebo que lo único que se conservan son los datos, pero quita todos los programas dejándote el Windows pelado. ¡Hay que volver a buscar todos los programas, instalarlos y configurarlos y hay que recuperar y configurar el correo electrónico!
Llamo de nuevo a Microsoft y esta vez me atiende un amable caballero que se toma interés y se disculpa en nombre de la empresa por los problemas ocasionados, reconoce que su compañera debería haberme advertido de que con lo de "no se pierde nada" se refería sólo a los datos y no a los programas para que pudiera haber escogido un momento más propicio para hacerlo. Toma nota de todo, me llama en dos ocasiones, valida que mis números de serie son auténticos y finalmente abre una incidencia y me asegura que el servicio técnico de Microsoft. Ha pasado una semana y aún estoy esperando a que me llamen.
De modo que de perdidos, al río. Lo actualizo todo y lanzo la actualización a Windows 8.1 que esta vez, después de sus correspondientes horas se completa con éxito pudiendo disfrutar de ella con normalidad.
Repetir el proceso ha funcionado bien con otros ordenadores donde fallaba la actualización, pero no con todos, algunos se niegan a actualizarse.
En otros ordenadores nuevos, recién desempaquetados la actualización ha funcionado correctamente a la primera, teniendo la precaución de instalar primero todas las actualizaciones disponibles.
En resumen los pasos a seguir para tener más probabilidades de éxito actualizando de Windows 8 a Windows 8.1 son:
Si el ordenador ya se ha estado usando, guardar copia de seguridad, especialmente del correo electrónico, los contactos y las cuentas, y restaurar el sistema conservando los datos. Hay que recordar que desaparecen todos los programas, incluyendo el correo electrónico con sus mensajes cuentas y contactos.
Instalar todas las actualizaciones disponibles para Windows 8.
Actualizar todos los controladores a sus últimas versiones disponibles.
Instalar la actualización a Windows 8.1 desde la Tienda de Windows.
En el caso de haber pasado por el punto 1, instalar y configurar las aplicaciones incluyendo el correo electrónico y los contactos, y recuperar los datos.
En caso de haber seguido el paso 1 recordar que si no encuentra datos antiguos puede buscarlos en una carpeta que crea la restauración llamada Windows.old
A tener en cuenta:
Al tener que hacer una descarga de más de 2 GB para cada actualización asegúrese de tener tarifa plana de Internet y si tiene límite de gigas de descarga compruebe que entre las actualizaciones de Windows 8, la de los controladores y la propia de Windows 8.1 no lo supere y téngalo en cuenta especialmente si se le aplican cargos adicionales una vez superado el límite de descarga.
Si tiene que actualizar los equipos de una empresa tenga en cuenta el tiempo necesario para cada equipo y la necesidad de hacer la descarga en cada equipo.
Si su ordenador no es recién comprado y ya trabajaba con él tenga en cuenta el tiempo adicional para hacer copia de seguridad, restaurar el sistema, instalar las actualizaciones y, una vez actualizado a Windows 8.1, recuperar sus datos y volver a instalar y configurar sus aplicaciones y correo electrónico.
Si usa su ordenador para trabajar tenga en cuenta que durante dos o tres horas como mínimo no podrá trabajar y puede que sea más si tiene que restaurar y volver a instalar sus aplicaciones.
Si tiene que volver a instalar sus aplicaciones tenga a mano los discos de instalación y sus correspondientes números de serie. Si después de instaladas necesita soporte del fabricante del programa para activarlo o configurarlo téngalo en cuenta para que la actualización coincida con el horario de soporte técnico de su proveedor.
Puede que las empresas y despachos profesionales no les resulte rentable embarcarse en el proceso de actualización dados los inconvenientes y la cantidad de trabajo que presenta.
A los programadores de Microsoft hay que recordarles algo que se les enseña cuando estudian: hay que dar mensajes de error autoexplicativos nada de mensajes crípticos ni códigos, especialmente cuando no hay un sitio donde el usuario pueda consultar qué significa el código recibido.
Si se embarca en la odisea de la actualización de Windows 8 a Windows 8.1, les deseamos suerte. La nueva versión merece la pena, pero puede que no pueda instalarla en su sistema, aunque no lo sabrá hasta que pierda varias horas intentándolo y desesperándose. En los casos en que la actualización no funciona todavía se puede pasar a Windows 8.1 utilizando un disco de instalación completo e instalando como si de un nuevo sistema operativo se tratara.